En el complejo entorno empresarial actual, la gestión de riesgos ha evolucionado significativamente debido a la creciente externalización y conectividad. Las organizaciones ahora se enfrentan a riesgos no solo internos, sino también externos, como los provenientes de proveedores y socios comerciales. En este contexto, el TPRM (Third Party Risk Management ó Gestión de Riesgos de Terceros) se convierte en una disciplina esencial para identificar, evaluar y mitigar estos riesgos externos.
Por qué es crucial evaluar los riesgos de terceros hoy
El riesgo de terceros implica las incertidumbres y vulnerabilidades que enfrenta una organización al interactuar con entidades externas, como proveedores de materias primas, consultores o herramientas tecnológicas, entre otros. Cada interacción con un tercero puede representar un punto potencial de fallo o debilidad. Por lo tanto, analizar periódicamente estos riesgos es crucial para preservar la integridad operativa, financiera y reputacional de la empresa.
Abordar de manera proactiva estos riesgos requiere no solo identificarlos, sino también comprender a fondo la dinámica y el impacto de las relaciones con terceros. Para ello, el uso de herramientas y marcos de gestión de riesgos resulta fundamental, ya que permiten a la empresa navegar de manera efectiva por este complejo panorama y mantener su capacidad de adaptación ante los desafíos que puedan surgir.
Tipos de riesgos de terceros
Existen diversos tipos de riesgos de terceros, cada uno con su propia gama de consecuencias potenciales:
- Riesgos financieros: Relacionados con impactos económicos, estos pueden surgir si un proveedor enfrenta problemas financieros, ya sea por fluctuaciones de mercado, falta de liquidez o riesgo de crédito, lo que podría tener efectos en cadena y afectar las operaciones y los resultados financieros de la empresa.
- Riesgos de Seguridad de la Información: Estos riesgos incluyen brechas de datos, ataques de ransomware y vulnerabilidades en la infraestructura tecnológica de los proveedores, que pueden comprometer la seguridad de los sistemas y la filtración de información sensible de la empresa o de sus clientes. Los proveedores de servicios en la nube y los procesadores de pagos son ejemplos comunes de terceros que pueden estar expuestos a este tipo de riesgos.
- Riesgos de Cumplimiento Regulatorio: Los proveedores que no cumplen con las normativas y regulaciones pertinentes pueden exponer a las organizaciones a sanciones legales y financieras. Esto es especialmente relevante en industrias altamente reguladas, como la atención médica y las finanzas. Por ejemplo, la falta de cumplimiento de leyes como la GDPR en Europa o HIPAA en Estados Unidos puede resultar en sanciones financieras significativas.
- Riesgos Operativos: Son aquellos que pueden interrumpir las operaciones diarias, incluyen interrupciones en la cadena de suministro, fallos en la prestación de servicios y problemas de calidad. Los fabricantes que dependen de proveedores de materias primas o componentes críticos son susceptibles a este tipo de riesgos. Por ejemplo, en proveedores ubicados en una zona afectada por desastres naturales (terremotos, incendios, inundaciones…) pueden interrumpir las operaciones comerciales y causar daños materiales.
- Riesgos de Reputación: Las acciones o escándalos negativos asociados con un proveedor pueden dañar la reputación de una organización y erosionar la confianza del cliente. Esto es especialmente preocupante en industrias donde la confianza del cliente es un activo crucial, como la alimentaria o la farmacéutica. Por ejemplo, escándalos éticos como involucración en sobornos o fraudes pueden dañar la percepción pública de la empresa, como también lo hace la publicidad negativa con comentarios desfavorables en redes sociales.
- Riesgos estratégicos: Estos surgen cuando hay una falta de alineación entre las metas y objetivos de una organización y las de sus terceros. Seleccionar al socio equivocado podría llevar a pérdidas de oportunidades o a la adopción de estrategias no óptimas. Por ejemplo, si no se produce una innovación tecnológica, la obsolescencia de productos o servicios debido a avances tecnológicos puede dejar a la empresa rezagada frente a la competencia.
Paso a Paso: Como tener un buen proceso de gestión de riesgos de terceros
El proceso de TPRM implica varias etapas clave para gestionar eficazmente los riesgos de terceros:
- Incorporar cláusulas contractuales (generalmente en el Acuerdo de Nivel de Servicio [SLA]) para abordar los compromisos relacionados con el riesgo.
- Análisis de riesgos de terceros
- Identificación de terceros y su nivel: Este paso implica identificar y catalogar todos los proveedores y terceros con los que la organización tiene relaciones comerciales. Posteriormente, debe realizar una evaluación de niveles para diferenciar los más criticos y la frecuencia de evaluaciones a realizar en cada nivel, considerando factores como su acceso a datos sensibles, su posición en la cadena de suministro y su historial de seguridad y cumplimiento.
- Valoración de Riesgos: Una vez identificados los proveedores y terceros, se evalúa la probabilidad y el impacto potencial que tendrían las amenazas identificadas de materializarse. Esto puede implicar la realización de evaluaciones de seguridad de la información, auditorías de cumplimiento y análisis de impacto empresarial.
- Tratamiento de Riesgos: Con base en la evaluación de riesgos, se desarrollan estrategias para mitigar, transferir o aceptar los riesgos identificados. Esto puede implicar la implementación de medidas de seguridad adicionales, la renegociación de contratos o la diversificación de proveedores.
- Seguimiento Continuo: El proceso de TPRM no termina una vez que se implementan las medidas de mitigación. Es crucial monitorear continuamente el desempeño y la seguridad de los proveedores a lo largo del tiempo, así como revisar y actualizar periódicamente los controles y las estrategias de gestión de riesgos.
- Equipos de respuesta ágil: Establecer equipos especializados que puedan actuar con rapidez ante cualquier problema imprevisto, asegurando una gestión eficiente de incidentes.
- Relaciones sólidas: Fomentar una comunicación abierta y constante con los proveedores y terceros, lo que permite detectar y resolver posibles problemas en sus etapas iniciales.
- Formación y capacitación: Resulta fundamental que el personal clave cuente con la formación necesaria y una conciencia adecuada para reconocer y gestionar eficazmente los riesgos vinculados a terceros.
- Cese de colaboración: Se debe establecer un procedimiento formal para dar de baja a terceros y garantizar la eliminación permanente de cualquier información que no deba ser almacenada.
Fortaleciendo la Resiliencia Empresarial: Dominando la Gestión de Riesgos de Terceros
En resumen, el TPRM es fundamental para proteger los intereses y la reputación de una organización en un entorno empresarial cada vez más interconectado. Al adoptar un enfoque proactivo para identificar, evaluar y mitigar los riesgos de terceros, las empresas pueden salvaguardar sus operaciones y fortalecer su resiliencia ante las amenazas emergentes.
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